Hace mucho tiempo, en Chigrip, vivía una niña
llamada Ítala. Su madre era una zurcidora quien le enseñó a leer, escribir y cantar.
Para
no aburrirse en el pequeño pueblo, Ítala pasaba todo el día cantando junto a su
madre, quien tenía que trabajar para mantenerse.
Cansada
de tanto cantar, a veces se quedaba profundamente dormida y al despertar le preguntaba
a su madre.
—¿Mamá,
las personas pueden volar?
—No
cariño, no pueden.
—¡Soñé que volaba! Y en mis sueños, iba por un maravilloso mundo, lejano y desconocido.
Al ver esa sonrisa que formaba hoyuelos en las mejillas de Ítala, su madre comentó.
—Los sueños siempre nos llevan por lugares jamás imaginados, y ......
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