Caía la lluvia de aquel azul cielo
como látigos sobre mi cuerpo.
Caía el granizo como partículas de mármol
intentando partirme en dos.
¡Cómo rompía las hojas de los árboles!...
¿Pueden creerme?¡Hasta en las piedras hacia huecos!
Sin embargo, mi cuerpo resistía todo y mis ojos
quedaban abiertos al ver los relámpagos caer,
como si el cielo estuviera ardiendo.
Entonces: ante tantos golpes de la vida,
donde el frío, el hambre y la nostalgia
golpeaban mi cuerpo hasta quedar hinchado,
entendí que se acabaron mis anhelos y
mis esperanzas de volver a verte.
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