Poema a un árbol

 

¡Ha caído el Pauco, hermanos!

Ha caído el árbol en el que jugábamos cuando éramos niños.

Trepábamos creyendo ser aves u otro animal que se desplaza en sus ramas,

soltábamos gritos desde lo alto, mientras los demás estaban abajo esperando.

 

Ha caído el Pauco, donde subíamos para mirar al pueblo y sentir que somos grandes.

Lo han cortado hasta dejarlo en trozos y sus ramas derraman lágrimas en su agonía, bajo este sol quemante.

Sus astillas, se niegan a desaparecer bajo la mala hierba que cubre con el olvido.

Y sin nada que brinde sombra, a este mundo que tanto quema, el hombre avaro, que no sabe de fauna y mucho menos de flora, sonríe frotándose las manos. 

    ¡La ambición, le ha ganado!

 ¡Ha caído el Pauco, hermanos!, el que creció entre el viento y una alfombra de hojarascas, regalando sombra y en aguacero roció.

Lo extrañaremos todos, porque al caer la tarde con su luz difusa, los pájaros hacían fiesta en sus ramas, y a mí, me regalaba inspiración para decir un poema a la niña de bello rostro con quien jugábamos en la escuela.

 

Ha caído el Pauco hermanos,  y mientras agoniza bajo el sol; llorarán los pájaros y la primavera cuando llegue ya no estarás jamás.

Entonces, entre esta tristeza infinita, alzo mi voz de protesta y digo: hombre cruel, quien sabiendo el bien que hace un árbol, te corta.



Pauco


Pauco





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